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Romper las apariencias

Romper las apariencias

Romper las apariencias. Es muy posible que a tod@s en alguna oportunidad, nos hubiera tocado ser testigos de una situación como la que te voy a contar: una buena amiga (o conocid@) regresa de su viaje de vacaciones, nos comparte lo que conoció y visitó, algunas anécdotas…y además, nos dice que regresó cansada y con ganas de tener un pare antes de retomar su rutina laboral.

A lo anterior, otra persona le ha respondido (o ha pensado): – Pero qué dices, si acabas de llegar de vacaciones… cuánta gente daría mucho por tener el viaje que hiciste, y tú dices que llegaste cansada y que quieres un pare antes de empezar de nuevo tu rutina.

Estas son las conversaciones que empiezan a generar culpa en nosotros mismos y en los demás. ¿Qué hay debajo de esto?

Fueron 20 días de caminar a diario 20.000 pasos aprox. – a lo cual no estás acostumbrad@- empujar maletas, subirlas y bajarlas de trenes y de tener tus cinco sentidos estimulados por paisajes, sabores, aromas e información histórica. Es lógico que tu cuerpo se sienta cansado.

Pero no te sientes capaz de decir que llegaste molid@ y con unas ganas inmensas de descansar: no seas desagradecid@, dice el ego. Como si oír a nuestro cuerpo fuera el error más grande y condenable.

“Llegué feliz y con toda la energía para retomar”. ¿Cuál energía? ¿Cuál retomar?

Qué lamentable: normalizamos tapar nuestra vulnerabilidad por miedo a que los demás nos vean como frágiles. Volvemos al mismo punto errado: sostener el valor personal en las opiniones.

Lo anterior es propio de un sistema de apariencias que obliga a mostrar algo que no sentimos ni pensamos, porque se cree que, de lo contrario, no seremos respetadas ni valorados. Sobra decirte que es un sistema construido con galletas, es decir, que no es sostenible en el tiempo, pues las cosas se caen por su propio peso.

Pero ojo: esto es de doble vía. El sistema abarca tanto a la persona que tapa su vulnerabilidad (en este caso la que está cansada), como a la que la juzga.

Desarmar el sistema de apariencias no significa perder la empatía y la prudencia. Apelar a lo anterior y al sentido común, nos permite saber qué decir, cómo y cuándo.

Voy a darte algunas herramientas que considero que pueden ayudarte a desarmar ese sistema de apariencias:

  • Cuando sientas la obligación de tapar cualquiera de tus vulnerabilidades, pregúntate: ¿para qué la quiero ocultar?
  • Luego, pregúntate ¿y para qué quiero quedar/no quedar como alguien que xxxx?
  • ¿Lo que estoy tratando de tapar puedo trabajarlo para mí crecimiento personal?

¿Estás sosteniendo tu felicidad, confianza, amor propio y calma en lo que los demás te den? Si los otros te valoran, respetan y aceptan cuando tapas tu lado vulnerable, significa que no están aceptando respetando o amando a tu verdadero yo, sino a la máscara que usas.

Dejar de actuar y quitarse el disfraz de super humano, es lo único que nos permite reconocernos, fluir, estar calma y, sobre todo, recuperar nuestro valor propio. Despojarse de lo anterior requiere de autoconocimiento y de un trabajo personal disciplinado. Es un proceso que nos sacude hasta las pulgas más afincadas.

Todo está en que estemos dispuestos a decirles a dios a esas pulgas.

 

Juliana Gutiérrez de la Cuadra.

Consultora, docente y conferencista de Imagen Personal Consciente

Coaching en Conversaciones Inspiradoras

Moda Sostenible Central Saint Martins, UAL.

Personal Colour Style BF 123

 

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