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la vanidad de no tener vanidad

La vanidad de no tener vanidad

La vanidad de no tener vanidad. ¿Qué es la vanidad? Si lo pensamos rápidamente, podríamos decir que es aquella característica de una persona que se preocupa por verse bien. Sin embargo, cuando empezamos a desmenuzarla, podríamos encontrarnos con que es un defecto.

En la edad Media la vida estaba circunscrita al teocentrismo y feudalismo, lo cual determinó el sentido de la vestimenta: debía ser funcional para trabajar el agro y sencilla, pues nada debía llamar la atención respecto al cuerpo y lo material. Además, el gremio de los tintoreros fue visto como diabólico pues se concebían como los que trasgredían el orden de la naturaleza al mezclar colores originales.

Esto empezó a cambiar con la llegada de las cruzadas y el estilo gótico desde el S.XI. Pero con el inicio de la edad Moderna y el Renacimiento, el Barroco y el Rococó, la perspectiva del cuidado personal y el estilo cambió de forma rotunda, yéndose al extremo del abuso de colores, telas pesadas, joyas, encajes, pelucas, entre otros.

Hago este muy breve resumen de la moda a través de la historia (en el cual me estoy saltando decenas de detalles) para reflexionar sobre la pérdida de balance cuando se está en algún extremo: podría decir que al comienzo de esta historia se olvidó que éramos también seres de carne y hueso, físicos; y posteriormente, se omitió nuestra dimensión espiritual. Nam Nidhan, yogini, guía y madre, nos compartía en una clase lo siguiente: “lo material seca, lo demasiado espiritual impide concretar. Entonces, lo espiritual y lo material no están separados”.

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La vanidad descentrada cae en creer que lo único importante en su relación intro-personal y con los demás es su parte estética, su estilo y su cuerpo (un cuerpo que la persona solo percibe como aquella corporalidad que debe cumplir con el molde del momento). En este caso podemos decir que la vanidad es una debilidad por trabajar.

El punto además, es que no solo existe la vanidad estética. También encontramos la vanidad espiritual, intelectual, profesional, artística, que, en la mayoría de casos, también se manifiesta en la vanidad de no tener vanidad. En todos los casos, estas se caracterizan por sentirse superior a los demás artística, espiritual, intelectual o profesionalmente, a pesar de que no se preocupen en lo más mínimo por su aspecto estético, de estilo e imagen personal. De hecho, se sienten superiores por el hecho de no ocuparse de su proyección personal.

Todos los casos anteriores (vanidad estética, espiritual, profesional, artística, intelectual) son el resultado de la pérdida de equilibrio en la armonía de la imagen personal, pues se omitió trabajar de forma constante en mantener el balance entre lo estético, lo interior y lo corporal.

Recordemos:

  • Lo estético es donde residen el estilo y el vestuario, y todas las formas materiales de manifestación de nuestros valores.
  • Lo interior es donde se encuentran las emociones, pensamientos, el cuerpo intelectual y el espiritual.
  • Y lo corporal es lo que se cristaliza con el cuerpo, pero no para cumplir con un molde, sino para escucharlo y entenderlo como nuestro vehículo para vivir experiencias en este plano.

En conclusión, es clave recordar la premicia básica: somos seres integrales, y que en cualquier caso que la balanza se esté inclinando más hacia un lado y entonces, se esté perdiendo la autenticidad, tengamos presente que:

  • Podemos aprender a parar, para oírnos y apagar el automático.
  • Podemos reconocer nuestras capacidades por encima de la idea de éxito público.
  • Podemos aprender a expresarnos y proyectarnos con nuestro estilo con la intención de expandir los valores personales.

 

Juliana Gutiérrez de la Cuadra.

Consultora, docente y conferencista de Imagen Personal Consciente

Mentora en Conversaciones Inspiradoras

Moda Sostenible Central Saint Martins, UAL.

Personal Colour Style BF 123

 

la vanidad de no tener vanidad.

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