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De afán a la paciencia

Del afán a la paciencia

Del afán a la paciencia

“Transfórmate totalmente en un par de días”
“Dos días y una nueva vida”
“30 minutos y todo resuelto”

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Este es el tipo de frases que prometen la transformación deseada en un chasquido. Antes compraba varios de estos cursos. Tomaba nota, hacía todo al pie de la letra, cumplía con las tareas y al final, no sentía ningún avance. Hasta me cuestionaba «¿Será que sí lo hice bien?»

Así como me inscribía a cursos flash, también lo hacía a cursos largos, de lo cual concluí que cuando se trataba de un cambio o una transformación profunda, era necesaria la constancia y la paciencia.

Considero que todos somos conscientes de lo desgastante que es el afán. Cuando vamos manejando y vemos que otro carro o moto rebasa en contravía, se mete sin poner flecha de cruce, se cuela en la fila, decimos: “¿Por qué no puede esperar? La cultura del afán…”

Esa es la cultura que nos hizo creer que desarrollar las tareas en un menor tiempo era lo óptimo porque entonces éramos más productivos, y si éramos más productivos, íbamos a ser más valiosos… creencia que ya está mandada a recoger (y creo que hasta aquí no he dicho nada nuevo).

El punto está en que sabemos lo anterior. Estamos cansados de esa costumbre y de tanta presión, no obstante, seguimos creyendo que, por ejemplo, un cambio de imagen se da en dos sesiones. Esto indica que, posiblemente, se nos olvidó que somos seres integrales.

Trabajar en imagen personal es trabajar con emociones. Por eso, para mí, lo más importante consiste en desarrollar una relación afectuosa y confiable con quien decide armonizar su imagen. Y con quienes toman las Conversaciones Inspiradoras, considero fundamental entablar una amistad, pues de eso se trata una meditación: de hablar íntimamente con quien sabes que te escucha y le puede poner luz a tus pasos.

Conozco varias personas que, en paralelo al trabajo de imagen tangible (vestuario, corte de pelo, colorimetría, etc), están tomando sesiones con un profesional de la salud mental o de psicología espiritual. Pensemos en cuántas personas a nuestro alrededor están cuestionándose sobre lo que son, su propósito, su causa, sobre lo que hacen en su día-día y la manera de aportar a su entorno o al mundo, sobre su tranquilidad y felicidad.

Entonces, quiero aprovechar para hacer dos invitaciones:
1. Escúchate: solo tu sabes si estás preparada para trabajar en tu imagen tangible (vestuario, look, peinado, etc.) sin necesidad de recorrer un camino de autoconocimiento interior. Recuerda que las respuestas que te des a ti no deben ser las ideales, sino las reales. De pronto, me puedes engañar a mí diciéndome que solo necesitas que te arme unos looks, pero a ti nunca te vas a poder mentir, y entonces será bueno que seas consciente de que el “cambio de look” será insostenible en el tiempo.

2. Involucra la paciencia: para esto es fundamental que vivas o sientas que todo es un proceso constante en este plano. Cuando crees que ya has acabado, ya viene la otra ola.

Me perdonarán el lugar común para terminar con un dicho, pero al final: “Del afán no queda sino el cansancio”.

Juliana Gutiérrez de la Cuadra.

Consultora, docente y conferencista de Imagen Personal Consciente

Coaching en Conversaciones Inspiradoras

Moda Sostenible Central Saint Martins, UAL.

Personal Colour Style BF 123

 

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